miércoles, 24 de noviembre de 2010

ADVIENTO


En el tiempo de Adviento

96. El Adviento es tiempo de espera, de conversión, de esperanza:

- espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal;

- conversión, a la cual invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista: "Convertios, porque está cerca el reino de los cielos" (Mt 3,2);

- esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo (cfr. Rom 8,24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá en posesión, la fe en visión y "nosotros seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es" (1 Jn 3,2)

97. La piedad popular es sensible al tiempo de Adviento, sobre todo en cuanto memoria de la preparación a la venida del Mesías. Está sólidamente enraizada en el pueblo cristiano la conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador. Los fieles saben que Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la venida del Mesías.

A la piedad popular no se le escapa, es más, subraya llena de estupor, el acontecimiento extraordinario por el que el Dios de la gloria se ha hecho niño en el seno de una mujer virgen, pobre y humilde. Los fieles son especialmente sensibles a las dificultades que la Virgen María tuvo que afrontar durante su embarazo y se conmueven al pensar que en la posada no hubo un lugar para José ni para María, que estaba a punto de dar a luz al Niño (cfr. Lc 2,7).

Con referencia al Adviento han surgido diversas expresiones de piedad popular, que alientan la fe del pueblo cristiano y transmiten, de una generación a otra, la conciencia de algunos valores de este tiempo litúrgico.


La Corona de Adviento

98. La colocación de cuatro cirios sobre una corona de ramos verdes, que es costumbre sobre todo en los países germánicos y en América del Norte, se ha convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos.

La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cfr. Mal 3,20; Lc 1,78).


Las Procesiones de Adviento

99. En el tiempo de Adviento se celebran, en algunas regiones, diversas procesiones, que son un anuncio por las calles de la ciudad del próximo nacimiento del Salvador (la "clara estrella" en algunos lugares de Italia), o bien representaciones del camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesús (las "posadas" de la tradición española y latinoamericana).


Las "Témporas de invierno"

100. En el hemisferio norte, en el tiempo de Adviento se celebran las "témporas de invierno". Indican el paso de una estación a otra y son un momento de descanso en algunos campos de la actividad humana. La piedad popular está muy atenta al desarrollo del ciclo vital de la naturaleza: mientras se celebran las "témporas de invierno", las semillas se encuentran enterradas, en espera de que la luz y el calor del sol, que precisamente en el solsticio de invierno vuelve a comenzar su ciclo, las haga germinar.

Donde la piedad popular haya establecido expresiones celebrativas del cambio de estación, consérvense y valórense como tiempo de súplica al Señor y de meditación sobre el significado del trabajo humano, que es colaboración con la obra creadora de Dios, realización de la persona, servicio al bien común, actualización del plan de la Redención.


La Virgen María en el Adviento

101. Durante el tiempo de Adviento, la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María: recuerda algunas mujeres de la Antigua Alianza, que eran figura y profecía de su misión; exalta la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvífico de Dios; subraya su presencia en los acontecimientos de gracia que precedieron el nacimiento del Salvador. También la piedad popular dedica, en el tiempo de Adviento, una atención particular a Santa María; lo atestiguan de manera inequívoca diversos ejercicios de piedad, y sobre todo las novenas de la Inmaculada y de la Navidad.

Sin embargo, la valoración del Adviento "como tiempo particularmente apto para el culto de la Madre del Señor" no quiere decir que este tiempo se deba presentar como un "mes de María".

En los calendarios litúrgicos del Oriente cristiano, el periodo de preparación al misterio de la manifestación (Adviento) de la salvación divina (Teofanía) en los misterios de la Navidad-Epifanía del Hijo Unigénito de Dios Padre, tiene un carácter marcadamente mariano. Se centra la atención sobre la preparación a la venida del Señor en el misterio de la Deípara. Para el Oriente, todos los misterios marianos son misterios cristológicos, esto es, referidos al misterio de nuestra salvación en Cristo. Así, en el rito copto durante este periodo se cantan las Laudes de María en los Theotokia; en el Oriente sirio este tiempo es denominado Subbara, esto es, Anunciación, para subrayar de esta manera su fisonomía mariana. En el rito bizantino se nos prepara a la Navidad mediante una serie creciente de fiestas y cantos marianos.

jueves, 2 de septiembre de 2010

DEVOCIÓN DE LOS PRIMEROS VIERNES

DEVOCIÓN DE LOS NUEVE PRIMEROS VIERNES DE MES

Promesas de Jesucristo a Santa Margarita María, a favor de las personas devotas de su Sagrado Corazón.

Les daré todas las gracias necesarias a su estado.
Pondré paz en sus familias.
Les consolaré en todas sus penas.
Seré su refugio seguro durante su vida y sobre todo en la muerte.
Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.
Los pecadores encontrarán en mi Corazón un manantial y el océano de la misericordia.
Las almas tibias se volverán fervorosas.
Las almas fervorosas llegarán rápidamente a una gran perfección.
Bendeciré las casas en las cuales sea expuesta y honrada la imagen de mi sagrado Corazón.
Daré a los sacerdotes el talento necesario para ablandar los corazones más endurecidos.
El nombre de las personas que propaguen esta devoción quedará escrito en mi Corazón y jamás se borrará.
Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.

DEVOCIÓN DE LOS NUEVE PRIMEROS VIERNES DE MES

Consiste en comulgar el primer viernes de cada mes durante nueve meses seguidos. Esfuérzate en no interrumpirlos. Si por alguna causa has dejado de comulgar un solo primer Viernes, has de empezar otra vez.

Si uno comulgase en pecado mortal en un primer Viernes, haría una injuria al sagrado Corazón de Jesús, cometería un grave sacrilegio y no alcanzaría la gracia prometida por Dios, teniendo que empezar otra vez la serie de los nueve primeros Viernes.

¿Qué promete Jesús a los que comulguen los nueve primeros viernes? Les promete que morirán en gracia y no en pecado; que no morirán sin recibir los Sacramentos; que no se condenarán, sino que se salvarán.

Explicación de este dibujo:

En el centro está el Sagrado Corazón de Jesús. Alrededor se ven nueve corazones, que representan los Nueve Primeros Viernes, señalados del uno al nueve. Dentro de estos pequeños corazones hay una crucecita. Cuando hayas comulgado el primer viernes de la serie, harás una cruz con un lápiz sobre la crucecita del núm. 1; el segundo mes, otra cruz sobre el núm. 2. Y así en los demás meses.

Al terminar la serie de los Nueve Primeros Viernes, pintarás con lápiz de color muy suave uno de los corazoncitos que hay dentro del Corazón de Jesús, y borrarás las nueve cruces de los corazones. Cuando termines otra serie de Nueve Primeros Viernes, pintarás otro corazoncito de dentro del Corazón de Jesús, con lápiz de color muy suave y diferente del primero. De esta manera serán tantas las series de Primeros Viernes cuantos sean estos corazoncitos pintados. Y será esto un recuerdo para toda tu vida, y en la hora de tu muerte, los podrás presentar al Corazón de Jesús.

En cada uno de estos días podrás hacer con toda devoción y fervor el siguiente ofrecimiento:

Ofrecimiento de la Sagrada Comunión

Corazón de Jesús, que habéis hecho tan grandes promesas a cuantos comulguen Nueve Primeros Viernes de Mes seguidos, os ofrezco hoy la Comunión de este Primer Viernes, que es el... (1) de los que dedico a gloria y honor vuestro, a fin de que cumpláis en mí la gran Promesa de morir en vuestra gracia y amistad. Amén.

Ahora puedes hacer una de las breves meditaciones sobre la vida de Jesús en su Casa de Nazaret, y que encontrarás a continuación.

Para que el Corazón de Jesús nos conceda las gracias que le pedimos, rezaremos las siguientes deprecaciones y padrenuestros, en memoria de las tres Insignias, Cruz, Corona de espinas y Herida de la lanza, con que se apareció a Santa Margarita de Alacoque:

Por la Cruz que se levanta sobre vuestro Corazón, concededme, Jesús mío, de mis pecados perdón. Padre nuestro...

Por la Corona de espinas, que os lastima el Corazón, concededme, Jesús mío, que piense en vuestra Pasión. Padre nuestro.

Por esa sangrienta Herida, que os traspasa el Corazón, concededme, Jesús mío, de mi alma la salvación. Padre nuestro...

(1) Aquí dirás si es el primero, segundo, tercero, ete.



Consideraciones Para los primeros viernes

PRIMER VIERNES. ¿Dónde vivía Jesús? Jesús, Dios y Hombre verdadero, vivía en un pueblecito llamado Nazaret, tenía sus casas escalonadas en la montaña y edificadas con piedra blanca. Las casas eran de forma cuadrangular y con la escalera en su parte exterior. Sus calles, pendientes y mal conservadas, y en su parte más baja se levantaba una casita, que servía de taller a un pobre carpintero. Nada en ella de muebles ricos y lujosos, sino todo pobre, aunque limpio, aseado y en buen orden. Jesús, que podía disponer de todos los palacios del mundo, vive en aquella humilde casita. ¿Qué te parece? ¡Qué simpático se hace el Rey de los cielos habitando en Nazaret! Procura ser humilde y sencillo como Él.



SEGUNDO VIERNES. ¿Como vivía Jesús? Él era Amo y Señor de cielos y tierra, y quiso vivir pobre y necesitado de todo. Vivía en una casa pobre y vivía pobremente. Dice San Buenaventura que algunas veces le faltó a la Sagrada Familia aun lo más necesario para la vida. Jesús no hacía caso de las cosas de la tierra. Su Corazón estaba en las cosas del Cielo. Con esto quiso enseñarnos que hemos de pensar en la vida eterna que nos espera para después de la muerte. ¿Por qué tú piensas tanto en las cosas de este mundo, que se han de acabar un día, y no piensas más en el Cielo, que durará siempre?



TERCER VIERNES. ¿Cómo crecía Jesús? Jesús iba creciendo en edad y gracia delante de Dios y de los hombres. No que fuese después más santo y bueno de lo que era antes, porque fue siempre santísimo y perfectísimo, sino que cada día daba más muestras de la santidad que poseía, y cada día se veía más la bondad y Perfecciones de su Divino Corazón.

Tú, así como creces en edad, has de crecer también en bondad y santidad, y cada día, no sólo has de parecer mejor, sino que en realidad has de serlo. ¡Qué lástima de ver a ciertos jovencitos que son cada día peores y que con los años van aumentando los pecados que cometen! No seas tú de ese número y procura imitar a Jesús. Ámale más cada día y piensa cómo se portaría Él cuando tenía tu misma edad.



CUARTO VIERNES. ¿Cómo Oraba Jesús? Mírale en su casita de Nazaret en medio de María y de José, unas veces de rodillas con su cabeza dulcemente inclinada sobre su Corazón, otras veces de pie, con las manos levantadas, como entonces se acostumbraba. Está orando. Tiene sus ojos modestamente bajos o levantados al Cielo. Su cuerpo está en la tierra; pero su espíritu se ocupa solamente en las cosas celestiales. ¡Aquélla sí que es oración que hemos de procurar imitar! Nosotros ¿cómo oramos? ¿Cómo te encomiendas a Dios, tú que esto lees? ¿Rezas bien? ¿Se reza en tu casa? Así como coméis juntos, ¿oráis también juntos?



QUINTO VIERNES. ¿Cómo obedecía Jesús? Jesús era Dios y no tenía obligación de obedecer a nadie. Era mucho más que María y que José. A Él debían obedecer todos, incluso sus padres. Sin embargo obedecía con prontitud y alegremente, sin murmuración, sin réplica.

Tú has de obedecer a tus padres y superiores, porque Dios te lo manda. Has de obedecer en las cosas del orden doméstico, cuando te mandan ejecutar algún trabajo, cuando te prohiben ir a ciertos lugares o juntarte con malas compañías. Y has de obedecer, aunque te repugne lo mandado, sin mostrar mala cara ni dar ningún disgusto, a no ser que se te mandase alguna cosa contra la Ley de Dios, El que es obediente, se hace amable a todos.



SEXTO VIERNES. ¿Cómo trabajaba Jesús? Sí, Jesús también trabajaba y quiso ganarse el sustento con el trabajo de sus manos. Él ayudaba a su Madre en los quehaceres domésticos, y a José en el oficio de carpintero. Aquel mismo que con sus omnipotentes manos había creado el cielo y la tierra trabajaba humildemente en un pobre taller. ¡Qué humildad la suya!

Tú debes también trabajar en las ocupaciones que te hayan enseñado, sea en casa de tus padres, sea en el taller u oficina en que te encuentres empleado, o en el Colegio. Academía o Instituto a cuyas clases asistes. Aprovecha el trabajo de tu primera juventud no pierdas el tiempo en bagatelas o en excesivos juegos.



SÉPTIMO VIERNES. ¿Cómo hablaba Jesús? ¡Qué gusto debía dar el oir a Jesús cuando hablaba! ¡Con qué amabilidad preguntaba y respondía a sus padres! Sus palabras caerían como regalada miel sobre los Corazones de María y de José. En aquella familia nunca se oían palabras torpes o malas, amargas o picantes, sino que todas eran llenas de inefable amor y caridad. ¡Qué consuelo el de aquellos padres con un Hijo de tales prendasl ¡Qué benevolencia y cariño respiraban sus palabras, salidas de aquel Corazón, que era todo amor y caridad!

Y tú ¿cómo hablas? ¿Hablas con orgullo, o hablas de cosas inconvenientes o abiertamente malas o peligrosas? ¿En qué, cómo y cuándo debes enmendarte? Reflexiónalo bien.



OCTAVO VIERNES. ¿Cómo se portaba Jesús con las gentes? Jesús era poco amigo de salir de casa; allí se encontraba bien con María y con Josté; pero salía cuando era necesario o conveniente y se portaba con exquisita corrección, cortesía y caridad con todos. A todos daba excelentes ejemplos de piedad, procurando encaminarlos por el camino del Cielo. Era el más fiel amigo, el ciudadano más ejemplar, el modelo de todos, de los pequeños y de los mayores. Nunca se le veía en lugares de diversiones mundanas.

Y tú, ¿a dónde vas? ¿Por qué eres tan amigo de verlo todo, de oirlo todo? Quizá vas a ciertos sitios no buenos, adonde Jesús no podría acompañarte. ¿Lees cosas malas?



NOVENO VIERNES. ¿Cuándo iba al templo Jesús? En la Sagrada Familia se guardaban las buenas costumbres de los israelitas. Por la mañana rezaban las oraciones mandadas. Los lunes y jueves acudían por devoción a la Sinagoga para oír la Sagrada Escritura. Todos los Sábados (que era para ellos lo que es ahora para nosotros el domingo) no faltaban a la Sinagoga a rezar y cumplir lo que decía la Ley. Cada año, aun los que es de Jerusalén, habían de ir tres al templo, porque no había más que uno se adorase al verdadero Dios.

La Sagrada Familia vivía en Nazaret, que distaba más de cien kilómetros ciudad, y ningún año faltaba a las solemnidades prescritas. En una de esas idas al templo, Jesús, que tenía ya doce años, que sin decirlo a sus Padres, porque esta era la voluntad de su Padre Celestial. Allí Jesús oraba, leía, cantaba salmos, alababa a Dios. Allí el presidente explicaba la Sagrada Escritura y preguntó, como solía hacerse, si alguno de los oyentes deseaba hablar o hacer al pregunta. Jesús se levantó modestamente y comenzó a explicar los pasajes de la Escritura que hablaban de Él, que era el Mesías o Salvador que había de venir al mundo. Todos quedaron admirados al ver la sa Jesús, que sabía más que todos ellos. Imita a Jesús, y acude al templo en los días que nos manda la santa Iglesia.
Fuente: http://webcatolicodejavier.org/nueveviernes.html

viernes, 20 de agosto de 2010

LO QUE PIDE Y PROMETE EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Corazón de Jesús ven a Reinar

Las promesas del Sagrado Corazón de Jesús y su Espiritualidad

El Sagrado Corazón de Jesús no es simplemente un órgano del cuerpo de Cristo que bombea su Sangre. El Sagrado Corazón de Jesús es el lugar de encuentro del amor que Dios nos tiene y el amor de Cristo por Su padre y por nosotros, y desde ahí se manifiesta a todos los hombres.

El profeta Jeremías anunció: “he aquí que días vienen – oráculo de Yahveh – en que..1pondré mi ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y no seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Jr 31,31.33). Esta profecía se cumple plenamente en El Sagrado Corazón de Jesús.

En El están presentes la justicia y la santidad que Dios desea ver en cada corazón humano (cf. Juan Pablo II, Redemptor Hominis 9.1). Este Corazón fue totalmente obediente al Padre hasta el extremo de morir en la Cruz (cf Flp 2). El plan del Padre es hacer nuestros corazones semejantes al de Cristo (cf. Ez 36,25-27).

Nuestro Señor invita a Su Sagrado Corazón a todos los que escuchan: “Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11,28). A Su Corazón Eucarístico – los Milagros Eucarísticos, al ser analizados, todos muestran que la substancia carnosa de la Hostia es músculo del corazón - , El nos invita a venir y a comer de Su Carne y a Beber de Su Sangre en la Eucaristía (cf. Mt 26,26-28) así como a quedamos y a orar con El (cf. Mt. 26,40) en Adoración Eucaristíca. El nos invita a aprender de El como discípulos – como Sus amados - y a seguir Su camino de Justicia (cf. Mt.22,38 y el Sermón de la Montaña en Mt.5,7). El nos invita a tocar Su costado abierto, Su Corazón traspasado por amor a nosotros (cf.Mt.26,26-28), a fin de ser lavados en la Sangre del Cordero derramada por todos, y a beber profundamente del agua viva de Su Corazón (cf.Jn 7,37-39).

La devoción al Sagrado Corazón marcó a la Iglesia de su tiempo y también hoy debe llevarnos a hacer de Jesús el Rey y el Centro de nuestro propio corazón. Tener fe en Él y un amor que nos inflame y nos impulse a amarlo incluso hasta la cruz. Contemplar el Misterio Pascual, simbolizado por el Corazón traspasado, misterio de vida y muerte, signo de amor y salvación.

Esta devoción se desarrolla a través de una búsqueda ardiente de Dios y a favor de las almas, del deseo constante de ir más allá de uno mismo a fin de conformarse a Cristo hasta el sacrificio total. Despertar el fuego inextinguible del amor y el celo por dar a conocer y amar al Corazón de Jesús. Los devotos del Sagrado Corazón están llamados a realizar la tarea de edificar el Cuerpo de Cristo, consagrando su vida a amar al Corazón de Jesús y traducir ese amor al prójimo.

¡Únete también tú a este amor y piedad por el Sagrado Corazón de Jesús y deposita en Él toda su confianza, renovando esta antigua devoción que en su tiempo transformó a los fieles católicos!.

Sagrado Corazón de Jesús, ten misericordia de nosotros...

Muchos hemos crecido con esta jaculatoria en los labios, mientras que otros la han rezado fervientemente siendo ya adultos. Pero aunque la hayamos aprendido por primera vez de nuestros padres, de nuestros catequistas o del párroco de la Iglesia, aún ahora nos recuerda nuestras necesidades y a Jesús mismo. Tan es así, que El Sagrado Corazón es uno de los “nombres” como conocemos a Jesús.

¿Pero por qué lo llamamos Sagrado Corazón?

En ciertos momentos de la historia de la Iglesia, un evento especial o una persona en particular han sido importantes para llamar a los pecadores de regreso a Jesús. Recordemos cómo el Señor hizo caer por tierra a Saulo de Tarso, le dio el nombre de Pablo y lo envió a predicar a las naciones. O cómo le habló a San Francisco de Asís desde la cruz, le mandó ir a reconstruir Su Iglesia y más tarde compartió con él Sus llagas y Su costado herido para recordar a todos los cristinos la belleza y la simplicidad de Su Evangelio.

En la Francia del siglo diecisiete, Jesús abrió de nuevo Su Corazón a una humilde y piadosa religiosa, Margarita María Alacoque. Ella nació el 22 de Julio de 1647. Siendo todavía niña, consagró su corazón al Sacratísimo Corazón de Jesús. Su padre murió cuando tenía 8 años. Ella estuvo confinada a guardar cama por la fiebre reumática de los 11 a los 15 años. Quedó lisiada, pero por la intercesión de la Santísima Virgen fue curada por Dios. Para agradecer a Dios su curación, prometió entregar su vida en servicio de El. Cuando tenía diecisiete años, Jesús se le apareció tal como quedó después de la flagelación. De inmediato Margarita ingresó a la orden de la Visitación a fin de dedicarse enteramente al Señor. Estuvo sujeta a muchas pruebas y sufrimientos, pero lo soportó todo por amor a Dios.

Santa Margarita María amaba intensamente a Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento. Él le mostró Su Sagrado Corazón en cuatro visiones. Las llamas que salían de Su Corazón nos recuerdan el ardiente amor que Él nos tiene y Su deseo de que correspondamos a ese amor. La corona de espinas alrededor de Su Corazón nos recuerda que debemos sacrificarnos para reparar por el pecado. Y tal como hizo con San Pablo y con San Francisco, le pidió a la religiosa que ayudara a las demás personas a entender cuán personal es el amor que Dios tiene por cada uno de Sus hijos. Y es que en esa época mucha gente consideraba que el Hijo de Dios estaba distante de sus vidas, algunos incluso se sentían totalmente excluidos por Dios. Así que Nuestro Señor le pidió que orara más fervientemente por ellos.

Al mostrarle Su Corazón, el Señor le dijo: “Mira, Margarita, este Corazón que tanto ama a los hombres y en cambio, de ellos sólo recibe ingratitudes, irreverencias, frialdades y desprecios en este Sacramento de Amor. Por eso pido que se reparen las injurias que Mi Corazón recibe en los altares”. En otra ocasión le dice: “Mi Corazón tiene deseo de ser conocido y amado de Sus criaturas, en las cuales quiero establecer Mi Reino, como fuente de todo bien, a fin de remedias sus necesidades.”

En ese tiempo no se acostumbraba recibir la Comunión con frecuencia y Jesús la invitó a recibirla tan a menudo como le fuera posible.

Santa Margarita murió en 1690. La devoción que Nuestro Señor dio al mundo por su medio fue oficialmente aprobada por el Papa Clemente XIII en 1765. Ella misma fue canonizada por el Papa Benedicto XV en 1920. Su fiesta se celebra el 16 Octubre.

Las palabras del Sagrado Corazón a Margarita María se dieron a conocer tan solo de manera gradual. Pero, eventualmente, ejercieron una profunda influencia en la Iglesia entera, lo cual se tradujo en oraciones especiales al Sagrado Corazón, la recepción más devota de la Sagrada Eucaristía, en imágenes y estatuas que nos son tan familiares y en una fiesta especial dedicada al Sagrado Corazón en el mes de Junio.

Jesús quiere que todos los hombres sean conscientes de Su gran amor por ellos y que correspondan a él. Éste es el núcleo de la devoción al Sagrado Corazón y tiene un sólido fundamento en las palabras de Jesús en la Biblia.

Las Promesas del Sagrado Corazóm de Jesús

Desde que Nuestro Salvador ascendió glorioso al Cielo y el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos del Señor en Pentecostés, las palabras de promesa de Jesús han sido atesoradas por los cristianos de todos los tiempos. Él prometió estar con nosotros siempre y hacerse presente cada vez que dos o más se reunieran en Su nombre. Prometió prepararnos un lugar, a fin de que algún día estemos donde Él está ahora.

Los cristianos le hemos tomado la palabra a Jesús. Creemos que mora en nosotros y esperamos vivir con Él para siempre. A lo largo de la historia de la Iglesia, estas verdades sencillas pero importantes han sido expresadas de diversas maneras para que la gente de cada época las entienda. El Sagrado Corazón les dio nuevo énfasis al hablarle de ellas a Santa Margarita María en lenguaje de la época:

Les concederé las gracias necesarias a su estado de vida.
Daré paz a sus familias.
Los consolaré en sus aflicciones.
Seré su refugio seguro en la vida y especialmente en la hora de la muerte.
Bendeciré abundantemente sus trabajos temporales y espirituales.
Los pecadores encontrarán en Mi Corazón el manantial infinito de misericordia.
Las almas tibias se harán fervorosas.
Las almas fervorosas se elevarán a mayor perfección
Bendeciré las casas donde se venere la imagen de Mi Corazón.
Daré a los Sacerdotes la gracia para conmover los corazones más endurecidos.
Las personas que propaguen esta espiritualidad, tendrán escrito su nombre en Mi Corazón.
A todos los que comulguen dignamente, nueve primeros Viernes de mes seguidos, les prometo no morirán en Mi desgracia y Mi Corazón será su auxilio en la hora de la muerte.
Jesús prometió que Él estaría presente de manera especial junto a los devotos de Su Corazón y que Su presencia traería la paz a las familias, la conversión de los pecadores, bendiciones en abundancia y perseverancia en el momento final. De particular importancia es la gran promesa de los últimos Sacramentos y el arrepentimiento final, una promesa hecha a quienes recibieran la Sagrada Comunión consecutivamente durante nueve Viernes Primeros de mes.

Esta gran promesa no sólo sirve como una invitación a congregarse en el nombre de Jesús. Sino que también refuerza la esperanza en la vida eterna. Su popularidad ayudó a abrir el camino a la Comunión más frecuente, alentada por San Pío X e incluso a los cambios en la Misa que siguieron al Concilio Vaticano II.

La Devoción al Sagrado Corazóm de Jesús

La esencia de la devoción al Sagrado Corazón se resume en una sola palabra—AMOR. Se trata llevar al corazón la realización del amor del Sagrado Corazón por ellos y encender la chispa, avivar la flama de amor al Sagrado Corazón de Jesús en correspondencia a Su amor, porque amor con amor se paga.

Primero que nada, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, es un apostolado y el propósito de cualquier apostolado es ganar almas para Cristo. Es también una cruzada para conquistar el mundo entero para el Corazón de Jesús. Es, finalmente, un acto solemne de homenaje a ofrecido a Cristo, Rey de reyes, Señor del mundo. Como devotos del Sagrado Corazón de Jesús, debemos reparar por todos los que se rehusan a aceptar Su reinado, rechazo que en nuestros días se manifiesta a través de la aprobación de leyes impías, de educación atea en las escuelas y de familia que ya no le dan a Dios el primer lugar en sus vidas.

Todo esto se realiza a través de tres vertientes, que constituyen todo un programa de vida espiritual: la Eucaristía, la oración y el sacrificio. Se trata del Oro, el Incienso y la Mirra que los devotos del Sagrado Corazón deben ofrecer al Señor.

La Eucaristía

La noche antes de morir, Jesús nos dio el gran regalo de la Eucaristía. La Misa sigue siendo el camino esencial para honrar Su Corazón y la Sagrada Comunión sigue siendo la mejor manera de nutrir nuestra propia vida espiritual. El Viernes Primero de cada mes fue designado por Nuestro Señor mismo como un día consagrado para honrar Su Sagrado Corazón. El objeto de esta devoción es hacer amar ardiente y perfectamente a nuestro Salvador y desagraviarlo por los ultrajes que ha recibido en el paso, así como los que diariamente recibe en el Santísimo Sacramento.

El fruto de realizar los nueve Primeros Viernes en honor del Sagrado Corazón debe ser una participación más frecuente, de ser posible diaria, y más ardiente de la Santa Misa. Y es que Jesucristo merece nuestro amor en todo momento. De hecho, Él es despreciado y agraviado en el Sacramento de Su amor todos los días, por eso es que todos los días hay que hacer reparación por las ofensas que recibe.

Debemos, entonces, adorar a Jesús en este augusto Sacramento, hacer un ferviente acto de amor a Jesús en el tabernáculo, agradecerle por haber instituido este Misterio de amor, expresar nuestro dolor al verlo tan abandonado y resolver visitarlo otra vez tan pronto como nos sea posible y amarlo incesantemente. La asistencia al santo sacrificio de la Misa es con toda seguridad el mejor medio de honrar y amar al adorable Corazón de Jesús.

Pero también debemos hacer adoración ante el Santísimo Sacramento del Altar. La oración ante la Presencia Divina de Jesús libera el poder, las bendiciones y las gracias de Dios sobre la humanidad. El mejor ejemplo de esto lo encontramos en la Sagrada Escritura. Jesús preguntó una vez a Sus Apóstoles quién lo había tocado, porque sintió que una fuerza salía de Él. Se refería a una mujer que había hecho un acto de fe tocando Su manto y es que sabía que al hacerlo, sería curada (cf. Mt 9,20-22)

Cada vez que nos presentamos ante Jesús en el Santísimo Sacramento, tocamos Su Corazón con nuestra fe. Cada Hora Santa que hacemos ante Jesús Sacramentado libera Su poder y Sus gracias sobre nosotros, nuestras familias, nuestras parroquias, nuestras diócesis y el mundo entero. Por eso es que el Santo Padre Juan Pablo II dice que “la Iglesia y el mundo tienen gran necesidad de la Adoración Eucarística.”

Cada Hora Santa complace al Corazón de Jesús de tal manera, que cada hombre, mujer y niño en la tierra reciben un nuevo efecto de la bondad de Dios y Su amor, todo a causa del valor de una sola Hora Santa en Su presencia.

La adoración eucarística tiene igualmente el propósito de reparar por los pecados del mundo. Una sola persona puede reparar lo que falta en la vida de otros, obteniendo gracias preciosas para su salvación. En otras palabras, la Adoración Eucarística trae consigo el derramamiento de la misericordia de Dios sobre la tierra.

En el pasado, había muchas comunidades religiosas y monasterios dedicados a la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento. Pero ahora hay muy pocos y la mayoría de ellos ya no existe. Dios no ha querido esto, pero lo ha permitido porque ésta es la hora de los laicos.

Un número creciente de personas laicas están experimentando el llamado a hacer una Hora Santa, no sólo una vez por semana sino diariamente. Pero si todos nosotros entendiéramos plenamente el valor de la Hora Santa, cada uno encontraríamos el tiempo o nos daríamos el tiempo para hacerla. La dificultad para llevarlo a cabo en el mundo agitado de hoy hace la Hora Santa mucho más preciosa y meritoria a los ojos de Dios.

La Oración

Jesús enseñó a Sus discípulos a orar. La oración es absolutamente necesaria para la salvación. Es un requisito natural en la vida del cristiano. “Oren siempre”, dijo Nuestro Salvador. “Siempre” significa en todo momento y en todo lugar. Nuestra vida entera debe ser una oración. Oramos cuando amamos y la oración no es otra cosa que un intercambio de amor. El tiempo que pasamos en oración y leyendo la Biblia, nos permiten expresar los anhelos de nuestro propio corazón y nos ayudan a conocer mejor a Dios. Pero la oración, para ser efectiva, requiere de un elemento muy importante: la confianza.

Lo primero que Jesús nos pide es la confianza en Él. Aunque Tomás compartió el amor de Jesús y escuchó Sus palabras, siguió dudando de la Resurrección hasta que Nuestro Salvador lo invitó a tocar las llagas de Sus manos y Sus pies, así como Su costado abierto. Al hacerlo, Tomás no pudo hacer otra cosa sino exclamar, lleno de admiración: “Señor mío y Dios mío”. Tomás no fue el único seguidor de Cristo que tuvo problemas para creer. Tampoco los discípulos de Emaús fueron los únicos en alejarse de lo que era más importante. Pero, afortunadamente, Jesús prometió estar con nosotros siempre. Cada uno tenemos una historia propia de fe que contar, de días cuando sentimos que Jesús está a nuestro lado y de otros, cuando parece que no lo está. Santa Margarita María escribió un Acto de Consagración al Sagrado Corazón, del cual destacan las siguientes palabras: “…Oh Corazón de amor, pongo toda mi confianza en Ti, porque lo temo todo de mi propia maldad y fragilidad, pero espero en todas las cosas Tu bondad y generosidad…”

Ahora entendemos mejor esta jaculatoria: “Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío”. Sí, confiar en Jesús en todo momento, en los tiempos buenos y en los malos, cuando lo sintamos cerca y cuando nos parezca que está muy lejos de nosotros. La oración confiada todo lo alcanza y esa es la clase de oración que el Sagrado Corazón de Jesús pide de nosotros.

La oración debe ser personal, pero también en familia y en comunidad. Existen diversas formas de orar: la oración matutina y vespertina, el rezo del Santo Rosario, la lectura de la Biblia y otras devociones privadas, entre las que se recomienda rezar diariamente las Letanías del Sagrado Corazón.

El Sacrificio

Esta parte de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús es quizá la más difícil, porque demanda una actitud cristiana más elevada. Pero ésta es la doctrina de la Cruz. Antes de que Nuestro Señor eligiera la cruz como instrumento de la redención, ésta era considerada universalmente como una abominación –era rechazada, despreciada, odiada; era objeto de vergüenza e infamia. Pero Jesús, al morir en la Cruz, la santificó, la ennobleció y la elevó a las alturas sublimes de la gloria eterna.

La doctrina cristiana nos dice que los hombres participan de la Pasión, de la Cruz de Cristo, con sus propios sufrimientos personales, sus infortunios, penas y mortificaciones. “Participan”, es decir, si aceptan estos males en el espíritu de Jesús y los ofrecen como sacrificio.

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús reclama justamente este espíritu de sacrificio y esto, por un motivo muy determinado –la conversión de los pecadores. Es lo que llamamos “pagar el rescate”.

Todos tenemos algún sufrimiento, un poco de cruz, que Jesús nos ha ofrecido. Debemos aprovecharlo, no simplemente soportarlo como algo impuesto. ¿Conocemos a un pecador que debe convertirse, a un católico que ha caído y debe regresar al rebaño, a un no creyente que debe hacerse cristiano? Su conversión está garantizada, si tan solo pagamos el rescate debido. Si es necesario un milagro para realizarla, el milagro se llevará a cabo –un milagro de la gracia.

Pero siempre, estos “milagros de conversión” deben pagarse. ¿Cómo? Primero por medio de la Santa Misa; viviendo la Misa en nuestra vida ordinaria; ofreciéndonos con Cristo en el cáliz, representando así nuestro papel como miembros del Cuerpo Místico. Segundo, por medio del espíritu de penitencia antes descrito –las cruces diarias aceptadas con amor y por amor a Jesús. Y tercero, las mortificaciones que nosotros mismos decidimos imponernos. Éste es el caso del ayuno que realizamos voluntariamente cuando menos una vez por semana, los viernes, eligiendo vivir ese día únicamente a pan y agua. También podemos y debemos ayunar de ver televisión, películas y espectáculos que lastiman nuestra alma, de leer los periódicos y renunciar a muchas comodidades a las que el hombre de hoy está tan acostumbrado.

La Hora Santa de Adoración en el Hogar

Hay un tercer medio para alcanzar la conversión de los pecadores, una clase especial de sacrificio, una forma para quienes desean hacer algo extraordinario para honrar al Sagrado Corazón y pagar el rescate por las almas –es la noche de adoración en el hogar. Esta parte del programa demanda que las almas más fervientes pasen una hora, cuando menos una vez al mes, en sus hogares haciendo adoración al Rey del amor, ya sea en lo individual o como grupo familiar. Esta hora debe realizarse entre las 9 de la noche y las 6 de la mañana y lo ideal sería hacerlo cada Viernes Primero. Se trata con ello de compensar y reparar por los pecados del mundo que tantas veces se cometen precisamente a esas horas.

Éste es un llamado dirigido no a las multitudes, sino a las almas escogidas. Cabe señalar, sin embargo, que en el mundo entero hoy existen millones de personas que realizan esta Hora Santa de Adoración en el hogar.

La entronización del Sagrado Corazóm de Jesús en el Hogar

Esta acción es una manera de corresponder a una de las promesas del Sagrado Corazón a Santa Margarita María: “Bendeciré las casas donde se venere la imagen de Mi Corazón”. La entronización del Sagrado Corazón de Jesús en el hogar tiene por objeto reparar por la “desentronización” que Cristo Rey sufre diariamente en los corazones de los hombres y en las familias del mundo. Para ello, elegimos libremente “entronizar” a nuestro Rey. El homenaje real que con ello ofrecemos a Cristo deberá realizarlo no sólo el individuo, sino la familia entera. Y el lugar preciso donde ha de hacerse esta entronización es el hogar, célula de la sociedad. La cruzada para conquistar el mundo para Cristo tiene que hacerse casa por casa, familia por familia.

La entronización se lleva a cabo con una ceremonia formal. En el lugar central de la casa –usualmente la sala –se arregla con velas encendidas, flores y decoraciones adecuadas. Se coloca una imagen del Sagrado Corazón en un lugar especial. Es conveniente invitar a algunos amigos la familia entera, de ser posible, estará presente. También se invita a un sacerdote para presidir y bendecir la imagen. En esto vemos que se trata de un homenaje muy especial. Es una devoción familiar, pero el sacerdote generalmente no preside una devoción familiar ordinaria. Por tanto, se trata de algo fuera de lo ordinario.

Durante la ceremonia, el sacerdote habla del significado y la importancia del acto que va a tener lugar, luego bendice la imagen del Sagrado Corazón. Los miembros de la familia “escoltan” a Jesús a Su trono, colocando la imagen (una pintura o estatua) en la pared, mesa o repisa. Este acto tan singular expresa dos ideas: el reconocimiento público y la reparación social.

Después la familia se consagra solemnemente a Cristo, haciendo una alianza pública con Dios. Sus miembros hacen una profesión de fe rezando el Credo de los Apóstoles, ofreciendo plegarias y una acción de gracias por las muchas bendiciones que han recibido y oran por los miembros ausentes de la familia. Como una expresión de homenaje al Corazón Inmaculado de María, Madre de Dios y Reina de la Casa, se reza la Salve. Terminadas las oraciones, el sacerdote bendice a todos los presente. Se trata de una ceremonia familiar, pero es únicamente un signo externo. De ahora en adelante los miembros de la familia, con Jesús en medio de ella, emprenderán la tarea real: la restauración de la sociedad para Dios, comenzando por ellos mismos.

La entronización del Sagrado Corazón en el hogar, pretende hacer de la familia una extensión del Tabernáculo Eucarístico. Para ello será necesario que todos ofrezcan diariamente su Oro, Incienso y Mirra al Sagrado Corazón.

La familia se vuelve, por así decirlo, en una familia eucarística, en un auténtico santuario cristiano lleno de la presencia del Señor, porque sus miembros viven la Misa en su vida cotidiana y llevan consigo a casa la fuente de la gracia que recibieron en la Sagrada Comunión. A través de la oración personal y en común, así como del ofrecimiento de las cruces diarias y los sacrificios, se verán fortalecidos para vivir la gracia santificante y participarán de la restauración de la sociedad. De este modo, ambos tabernáculos –el del templo y el del hogar- quedan unidos por el lazo común del Corazón de Jesús. La imagen entronizada es un recordatorio de la presencia permanente de Jesús, de un modo diferente naturalmente, en el tabernáculo de la iglesia y en el tabernáculo del hogar que es una extensión del primero.

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús puede llegar a transformar enteramente el rumbo de nuestra vida. El regalo de perdón de Jesús a María Magdalena santificó la vida de ésta a partir de ese momento. Su don del Espíritu Santo en Pentecostés transformó a Sus temerosos discípulos en antorchas ardientes del Evangelio. El amor de Jesús por Sus amigos, tanto antes como después de la Resurrección, es una invitación a ir más allá de las palabras, a ver dentro de Su Corazón y llegar a contemplar la ternura y la misericordia de Dios por nosotros. Lo anterior demanda una respuesta devota y personal de cada uno.

La auténtica devoción al Sagrado Corazón de Jesús forzosamente se traducirá en un torrente que inunde al mundo entero. Conocer el amor de Dios y Su misericordia en el Sagrado Corazón de Jesús, inevitablemente nos llevará a ser devotos de Él.

Consagración al Sagrado Corazón de Jesús

Oh Sagrado Corazón de Jesús, lleno de infinito amor, desgarrado por mi ingratitud, traspasado por mis pecados, pero amándome siempre, acepta la consagración que hago a Ti de todo lo que soy y todo lo que poseo. Te entrego todas las facultades de mi alma y de mi cuerpo. Acércame, día a día, más y más a Ti. Enséñame ahí Tus benditos caminos. Amén.

Acto de Reparación

Sagrado Corazón de Jesús, animados con el deseo de reparar los ultrajes cometidos incesantemente contra Ti, nos postramos ante el trono de Tu misericordia, y en nombre de toda la humanidad, Te ofrecemos nuestro amor y fidelidad.

¡Mientras más blasfemias haya contra Tus misterios, más firmemente creeremos en ellos, oh Sagrado Corazón de Jesús!

¡Mientras más amenace la impiedad con extinguir nuestras esperanzas de inmortalidad, más confiaremos en Tu Corazón, única esperanza de la humanidad!

¡Mientras más se resistan los corazones a Tus divinas atracciones, más Te amaremos, oh infinitamente amable Corazón de Jesús!

¡Mientras más ataque la incredulidad Tu Divinidad, más humilde y profundamente la adoraremos, oh Divino Corazón de Jesús!

¡Mientras más transgredidas e ignoradas sean Tus leyes, más nos deleitaremos en observarlas, oh Sacratísimo Corazón de Jesús!

¡Mientras más despreciados y abandonados sean Tus Sacramentos, más frecuentemente los recibiremos con amor y reverencia, oh mansísimo y humildísimo Corazón de Jesús!

¡Mientras más descuidada y olvidada sea la imitación de Tus virtudes, más nos esforzaremos por practicarlas, oh Corazón de Jesús, modelo de toda virtud!

¡Mientras más trabaje el demonio para destruir las almas, más nos inflamaremos con el deseo de salvarlas, oh Corazón de Jesús, Amante celoso de las almas!

¡Mientras más destruyan el pecado y la impureza la imagen de Dios en el hombre, más trataremos de ser templos vivos del Espíritu Santo, a través de la pureza de vida, oh Corazón Purísimo de Jesús!

¡Mientras más despreciada sea Tu Santa Iglesia, más nos empeñaremos en ser sus hijos fieles, oh Dulce Corazón de Jesús!

¡Mientras más perseguido sea Tu Vicario en la tierra, más lo honraremos nosotros como cabeza infalible de Tu Santa Iglesia, le mostraremos nuestra fidelidad y rezaremos por él, oh Corazón de Jesús, lleno de majestad!

Oh Sagrado Corazón, por Tu gracia poderosa, haz que seamos Tus apóstoles en medio de un mundo corrompido y también Tu corona en el reino de los cielos. Amén.

lunes, 14 de junio de 2010

ORACIONES


OFRECIMIENTO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESUS

¡Divino Corazón de Jesús! Por medio del Corazón Inmaculado de María, te ofrezco las oraciones, obras y trabajos de este día, para corresponder a tu gran amor. Te presento mi vida entera para que se haga tu voluntad y no la mía. Haz que toda mi persona contribuya a la construcción de tu Reino. Que mi corazón responda a los impulsos de tu Corazón. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.



DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús tiene por objeto el Corazón de Jesucristo y el amor inmenso en que se abrasa por nosotros.

Tiene por fin devolverle amor por amor, darle gracias por sus beneficios y reparar los ultrajes que no cesa de recibir.

Esta devoción es la más excelente sea por su objeto material, que es el corazón de carne del Hombre Dios, manantial de la sangre que ha salvado al mundo, sea sobre todo por su objeto espiritual que es el amor de este divino Salvador.

Este divino Corazón ha sido formado para nosotros en el seno de María; ha palpitado, ha orado, se ha conmovido, ha sufrido. El ha dictado las hermosas páginas del Evangelio; es la fuente de los Sacramentos.




Él es quien, desde el Tabernáculo santo, sostiene, dirige, consuela a las almas; este Corazón es el que inspira todos los sacrificios, el que santifica todos nuestros dolores, el que hace nacer todas nuestras virtudes.

Este Corazón es el que perdona en el santo tribunal de la Penitencia, que se manifiesta a nosotros por sus inspiraciones interiores; es el que nos ha dado por madre a María, y el que, en la Eucaristía, hace sus delicias al habitar entre los hijos de los hombres.

Esta devoción es una de las más completas, porque resume la religión entera, que no es otra cosa sino un comercio de amor entre Dios y el hombre.

Esta devoción es una de las más amables y más consoladoras, puesto que nos muestra todos nuestros padecimientos sufridos por el corazón de nuestro Dios, antes de llegar a nuestros corazones; porque nos da a conocer el Corazón e Jesús, ese Corazón en el cual abundan todas las cualidades que forman los corazones buenos, los corazones nobles, grandes, generosos, heroicos.

El Corazón de Jesús es el corazón del amigo más adicto y más fiel, el corazón del mejor y del más tierno de los padres, el corazón del libertador más desinteresado y magnánimo, el corazón de un Dios que posee todos los atractivos, todas las perfecciones que puedan agradar, conmover y atraer.



Promesas de Jesucristo a Santa Margarita María, a favor de las personas devotas de su Sagrado Corazón.

Les daré todas las gracias necesarias a su estado.
Pondré paz en sus familias.
Les consolaré en todas sus penas.
Seré su refugio seguro durante su vida y sobre todo en la muerte.
Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.
Los pecadores encontrarán en mi Corazón un manantial y el océano de la misericordia.
Las almas tibias se volverán fervorosas.
Las almas fervorosas llegarán rápidamente a una gran perfección.
Bendeciré las casas en las cuales sea expuesta y honrada la imagen de mi sagrado Corazón.
Daré a los sacerdotes el talento necesario para ablandar los corazones más endurecidos.
El nombre de las personas que propaguen esta devoción quedará escrito en mi Corazón y jamás se borrará.
ORACIONES EN HONOR DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Consagración diaria al Sagrado Corazón de Jesús

Amable Jesús mío, como testimonio de mi agradecimiento y en reparación de mis infidelidades, yo N…te doy mi corazón; me consagro enteramente a ti y propongo con tu gracia no ofenderte ya más.



NOVENA DE CONFIANZA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

¡Oh Corazón de amor, en Ti pongo toda mi confianza, pues todo lo temo de mi fragilidad, más lo espero todo de tu bondad!

Invocaciones de la novena:

Amor del Corazón de Jesús, abrasad mi corazón,
Caridad del Corazón de Jesús, derramaos en mi corazón,
Fortaleza del Corazón de Jesús, sostened mi corazón,
Misericordia del Corazón de Jesús, perdonad a mi corazón,
Paciencia del Corazón de Jesús, no os canséis de mi corazón,
Reino del Corazón de Jesús, estableceos en mi corazón,
Ciencia del Corazón de Jesús, enseñad a mi corazón,
Voluntad del Corazón de Jesús, disponed de mi corazón,
Celo del Corazón de Jesús, devorad mi corazón.

(Rezad cada día las oraciones y ofreced un obsequio con amor).



Intenciones Generales:

Reparar:

1.- La impiedad y la indiferencia.
2.- La blasfemia.
3.- La profanación de los sacramentos.
4.- El abuso de las gracias.

Rogar:

1.- Por la propagación de la devoción al Sagrado Corazón.
2.-Para alcanzar un conocimiento más íntimo de Nuestro Señor Jesucristo.
3.- Por el Sumo Pontífice y por la Iglesia.
4.- Por el aumento de la Fe, de la Esperanza y de la Caridad.
5.- Para alcanzar una buena muerte.
6.- Por la conversión de los pecadores.
7.- Por los agonizantes.

Intenciones Particulares:

A tu Corazón confío…(expóngase la petición). Míralo todo, después haz lo que tu Corazón te diga, deja obrar a tu Corazón. ¡Jesús mío, yo cuento contigo, y me fío de Ti, yo descanso en Ti, yo estoy seguro de tu Corazón!

A vuestras profundas adoraciones

RESPONDED: Me uno, ¡Oh Corazón de Jesús!

A tu amor ardiente, (R)
A tu celo fervoroso,
A tus reparaciones,
A tus acciones de gracias,
A tus oraciones inflamadas,
A tu silencio elocuente,
A tu humildad,
A tu obediencia,
A tu paz y mansedumbre,
A tu bondad inefable,
A tu caridad universal,
A tu profundo recogimiento,
A tu tierna solicitud por la conversión de los pecadores,
A tu íntima unión con Tu Padre Celestial,
A tus intenciones, deseos y quereres.



Oración por los agonizantes:

¡Oh misericordioso Jesús, abrasado en ardiente amor de las almas!

Te suplico por las agonías de tu sacratísimo Corazón y por los dolores de tu inmaculada Madre, que laves con tu sangre a todos los pecadores de la tierra que estén ahora en la agonía y tienen que morir hoy. Amén.

Corazón agonizante de Jesús, ten misericordia de los moribundos.

Letanías del Sagrado Corazón de Jesús ¤


Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre ,(R: ten piedad de nosotros).
Corazón de Jesús, unido sustancialmente al Verbo de Dios, (R).
Corazón de Jesús, de majestad infinita, (R ).
Corazón de Jesús, santuario de la divinidad, (R ).
Corazón de Jesús, templo de la Santísima Trinidad, (R ).
Corazón de Jesús, abismo de sabiduría, (R ).
Corazón de Jesús, casa de Dios, puerta del Cielo, (R ).
Corazón de Jesús, silla de la grandeza y de la majestad de Dios, (R ).
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, (R ).
Corazón de Jesús, que reposas entre los lirios, (R ).
Corazón de Jesús, océano de bondad, (R ).
Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, (R ).
Corazón de Jesús, trono de misericordia, (R ).
Corazón de Jesús, tesoro que no se agota jamás, (R ).
Corazón de Jesús, magnífico con los que te invocan, (R ).
Corazón de Jesús, de cuya plenitud hemos sido enriquecidos, (R ).
Corazón de Jesús, modelo de todas las virtudes, (R ).
Corazón de Jesús, infinitamente amable e infinitamente bueno, (R ).
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad, (R ).
Corazón de Jesús, objeto de las complacencias del Padre celestial, (R ).
Corazón de Jesús, hostia viviente, Santa y agradable a Dios, (R ).
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, (R ).
Corazón de Jesús, lleno de amargura por nuestra causa, (R ).
Corazón de Jesús, triste hasta la muerte en el jardín de los Olivos, (R ).
Corazón de Jesús, saciado de oprobios, (R ).
Corazón de Jesús, herido de amor, (R ).
Corazón de Jesús, obediente hasta morir en la cruz, (R ).
Corazón de Jesús, desangrado en la cruz, (R ).
Corazón de Jesús, traspasado por la lanza, (R ).
Corazón de Jesús, transido de dolor por nuestros pecados, (R ).
Corazón de Jesús, nuestra vida y nuestra resurrección, (R)
Corazón de Jesús, nuestra paz y nuestra reconciliación, (R )..
Corazón de Jesús, ultrajado en el Santísimo Sacramento de tu amor, (R ).
Corazón de Jesús, refugio de los pecadores, (R ).
Corazón de Jesús, fuerza de los débiles, (R ).
Corazón de Jesús, consuelo de los afligidos, (R ).
Corazón de Jesús, perseverancia de los justos, (R ).
Corazón de Jesús, salud y salvación de los que en Ti esperan, (R ).
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren (R).
Corazón de Jesús, dulce apoyo de tus adoradores, (R ).
Corazón de Jesús, delicia de todos los Santos, (R )
Corazón de Jesús, vocación de los religiosos y religiosas, (R )..
Corazón de Jesús, nuestra ayuda en las tribulaciones, (R ).,
Corazón de Jesús, protector de las familias que te invocan, (R ).
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
V. Jesús, manso y humilde de corazón,
R. haz nuestro corazón, semejante al tuyo.

ORACIÓN

Señor mío Jesucristo, que por un nuevo beneficio de tu amor, te has dignado abrir a tu Iglesia las riquezas inefables de tu Corazón, haz que podamos devolver amor por amor a ese adorable Corazón, y con nuestros homenajes de respeto y adoración, reparar los ultrajes con que la ingratitud de los hombres no cesa de ofenderte.

Te lo pedimos a ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.



Al Sagrado Corazón de Jesús:

¡Oh Sagrado Corazón de Jesús! Te adoro con toda mi alma y te consagro para siempre jamás, todos mis pensamientos, mis palabras y obras.

¡Ojalá pudiera, oh divino Corazón, consagrarte tantas adoraciones, tanto amor y tanta gloria como Tú consagras a tu eterno Padre! Sé el reparador de mis defectos, el protector de mi vida y mi amparo en la hora de mi muerte. Esta gracia te la pido también para los pobres pecadores, los corazones afligidos, los enfermos y los agonizantes; para mis parientes y bienhechores, amigos y enemigos; por las personas que se encomiendan a mis oraciones, especialmente por aquellas por quien tengo obligación de pedir y, en fin, para todos los hombres que existen en la tierra, a fin de que los méritos de tu preciosa Sangre no se pierdan para ellos. Haz también que sean aplicados en sufragio por las almas del Purgatorio, para que todos en el Cielo podamos bendecirte, adorarte y amarte. Amén.

¡Alabado sea el sagrado Corazón de Jesús en el santísimo sacramento del Altar!
¡Sea por siempre bendito y alabado!
¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío!


Confío:
El pasado a vuestra Misericordia,
El presente a vuestro Amor
Y el futuro a vuestra Providencia.



ACORDAOS

Acordaos ¡oh Sagrado Corazón de Jesús! de todo lo que habéis hecho por salvarnos. Acordaos del eterno e inmenso amor que habéis tenido por todos los hombres; que tu Corazón acoja a los que a ti acuden y se conmueva ante nuestras debilidades.

Llenos de confianza y amor, venimos a tu Corazón, como el corazón del mejor de los padres, del más fiel y bueno de los amigos. Recíbenos, ¡oh Corazón sagrado! en tu infinita ternura; haznos sentir los efectos de tu amor; se nuestro apoyo, nuestro mediador ante nuestro Padre, y concédenos la fuerza en nuestra debilidad, consuelo en nuestras penas, y la gracia de amarte en el tiempo y de poseerte en la eternidad.

Corazón de Jesús, acudo a Ti porque eres mi refugio, mi esperanza; el remedio de todos mis males, el alivio de mis miserias, la reparación de todas mis faltas, la seguridad de todas mis peticiones, la fuente inagotable para mí, y para todos la luz, fuerza, constancia, paz y bendición.

Estoy seguro que no te cansarás de mí y que no cesarás de amarme, protegerme y ayudarme, porque me amáis con un amor infinito.

Ten piedad de mí, según tu gran misericordia, y haz de mí, por mí, y en mí todo lo que quieras, porque yo me abandono a tu Corazón con la entera confianza de que no me abandonarás jamás. Así sea.


CONSAGRACIÓN DEL GÉNERO HUMANO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


Jesús dulcísimo, Redentor del género humano, míranos arrodillados humildemente en tu presencia. Tuyos somos y tuyos queremos ser; y para estar más firmemente unidos a Ti, hoy cada uno de nosotros se consagra voluntariamente a Tu Sagrado Corazón.
Muchos nunca Te han conocido; muchos Te han rechazado, despreciando tus mandamientos. Compadécete de unos y de otros, benignísimo Jesús, y atráelos a todos a Tu Sagrado Corazón. Reina, Señor, no sólo sobre los que nunca se han separado de Ti, sino también sobre los hijos pródigos que Te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no mueran de miseria y de hambre. Reina sobre aquellos que están extraviados por el error o se parados por la discordia, y haz que vuelvan al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que pronto no haya más que un solo rebaño y un solo pastor. Concede, Señor, a Tu Iglesia una plena libertad y seguridad; concede a todo el mundo la tranquilidad del orden; haz que desde un extremo al otro de la tierra no se oiga más que una sola voz: Alabado sea el Divino Corazón, por quien nos ha venido la salvación; a Él la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén.


Consagración de la Familia al Sagrado Corazón de Jesús

Santísimo Amor de Jesús, te consagramos nuestros corazones, nuestras vidas, y nuestras familias.
Conocemos que el ejemplo bello de Tu hogar en Nazaret, fue un modelo para cada una de nuestras familias.
Esperamos obtener con Tu ayuda, la unión y el amor fuerte y perdurable que recibiste.
- Que nuestro hogar se llene de gozo.
- Que el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia y el respeto mutuo, estén siempre presentes.
- Que nuestras oraciones incluyan las necesidades de los otros, no sólo las nuestras.
- Que siempre estemos cerca de los Sacramentos.
- Que la paz esté con nosotros, y cuando vengan las dificultades danos consuelo y esperanza.
Bendice a todos los que aquí habitamos y también a los difuntos
Mantén nuestras familias cerca de tu Amor y que Tu protección esté siempre con nosotros.
Amén.


Oración de la consagración de las familias de todo el mundo al Sagrado Corazón de Jesús (realizada el 3 de Junio de 2007 en Barcelona (España) por el Cardenal De Giorgi)

Señor Jesucristo, Redentor del mundo,
Amigo de los sencillos y de los pecadores,
que en la Cruz te has dejado traspasar
tu Corazón Sagrado
para salvarnos del pecado
y darnos la abundancia de la gracia divina.
Mira compasivo nuestra debilidad, y ten piedad.
Libéranos del pecado y del mal,
y condúcenos a la auténtica paz,
que se encuentra por la conversión
y la acogida de tu Palabra.
Tú que nos invitas a seguirte
y a amarte como discípulos,
porque así encontraremos el descanso
y la felicidad que tanto deseamos,
no nos dejes nunca de tu mano poderosa,
y sostennos bondadoso en todos nuestros caminos.

Hoy consagramos humildemente a tu Corazón
nuestras vidas y nuestras familias,
y encomendamos a tu misericordia todas las familias del mundo.
porque queremos vivir siempre con la confianza puesta sólo en Ti,
que eres el Amor infinito,
y porque te queremos servir de todo corazón a Ti y a nuestros hermanos por amor a Ti.
Haz, Señor, que todos podamos encontrar en Ti
el Amigo verdadero y el Maestro bondadoso y humilde,
y que en tu Corazón Sagrado aprendamos el amor generoso y sacrificado hacia todos.
Amén.

MES DEL SAGRADO CORAZON



MES DEL CORAZÓN DE JESÚS

Oración Preparatoria.- Oh Dios, que por medio del Corazón de tu Hijo, herido por nuestras culpas, te dignas, en tu misericordia infinita, darnos los tesoros de tu amor; te pedimos nos concedas que, al presentarte el devoto obsequio de nuestra piedad, le ofrezcamos también el homenaje de una digna satisfacción. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Consideración del día.
Oración final.- Oh Señor Jesús tus santos misterios infundan en nosotros un fervor divino, conque, recibida la suavidad de tu dulcísimo Corazón, aprendamos a despreciar lo terreno y amar lo celestial. Tu que vives y reinas por siglos infinitos. Amén
Primera decena del mes: del 1 al 10

Día 1. La Cruz es el árbol en que quiso redimirnos Jesús. Quiso morir con los brazos extendidos para abrazar a todos los hombres. Amemos a quien tanto nos ha amado.

Día 2. La Cruz es la escalera por la cual podemos subir al Cielo. Quien pretenda salvarse por otro camino, se equivoca y va a su eterna ruina. Abracémonos con la Cruz.

Día 3. La Cruz es la balanza con que Jesús paga el precio de nuestro rescate. Nuestros méritos son nulos; los de Jesús son infinitos. Confiemos en Jesús Crucificado.

Día 4. La Cruz es la espada con la cual venceremos a los enemigos de nuestra salvación. Sin ella seremos vencidos. Sin Jesús nada podemos; con Él podemos todo.

Día 5. La Cruz es la palanca que, apoyándose en los méritos de Jesús, nos da fuerzas para levantar la pesadez de nuestra naturaleza caída y elevarla a lo sobrenatural.

Día 6. La Cruz es el puente que, al atravesar el abismo de la muerte, nos trasladará a las orillas ciertas y placenteras de una eternidad feliz. i Ay del que no se vale de ella ¡

Día 7. La Cruz es el martillo que aplastará un día a cuantos van contra ella. De Dios nadie se burla. Ahora calla; pero vendrá un día en que hablará y... Premiará o castigará.

Día 8. La Cruz es la llave con que Jesús ha querido abrirnos las puertas de la gloria y cerrarnos las del infierno. Llevémosla siempre sobre nuestro pecho y tengámosla en la cabecera de nuestro lecho.

Día 9. La Cruz es el áncora que nos salvará de las tempestades del mar proceloso de este mundo y nos conducirá al puerto seguro de salvación. Sin ella pereceremos infaliblemente.

Día 10. La Cruz es el faro que ilumina nuestra inteligencia, nos habla del infinito amor de un Dios y nos muestra el término de nuestra vida. Pensemos en lo que nos espera.

Segunda decena: del 11 al 20

Día 11. Lanzada contra el Corazón de Cristo es la blasfemia, o la proferida por labios inmundos, o la declamada en la tribuna, o la impresa en el libro herético o impío. iAborrezcámosla!

Día 12. Lanzada contra el Corazón de Cristo es la inmoralidad que a tantas almas seduce y que se manifiesta en el hablar y vestir, en la playa y en los espectáculos, en la novela y aún en el deporte. iAlerta con ella!

Día 13. Lanzada contra el Corazón de Cristo es la impiedad, el desprecio que se hace de las cosas sagradas; la burla y el sarcasmo contra las mismas; la negación de las verdades y doctrinas de Jesús.

Día 14. Lanzada contra el Corazón de Cristo es la profanación que se hace impune y públicamente de los días del Señor; la omisión de la Santa Misa; el convertir los días santos en días de pecado.

Día 15. Lanzada contra el Corazón de Cristo son los odios que reinan hoy en el mundo, tan contrario a Aquel que vino a enseñarnos las dulzuras de la divina Caridad y amor entre todos.

Día 16. Lanzada contra el Corazón de Cristo son las persecuciones que sufre la Iglesia, salida del Costado del Divino Redentor, sobre todo los que sufre de parte de las naciones anticristianas.

Día 17. Lanzada contra el Corazón de Cristo es el ateísmo materialista que pretende hoy dominar el mundo, borrar de las inteligencias todo el orden sobrenatural y sumirlo en el abismo de toda maldad.

Día 18. Lanzada contra el Corazón de Cristo son los tantos sacrilegios como se cometen contra todo lo más santo y sagrado y en la recepción de los santos Sacramentos indignamente recibidos.

Día 19. Lanzada contra el Corazón de Cristo es el desconocimiento que reina de la vida y doctrina de Jesús, aun por parte de muchos cristianos, que lo son solamente de nombre, pero no en realidad.

Día 20. Lanzada contra el Corazón de Cristo es la condenación eterna de tantos hombres, que no han querido aprovecharse de la Divina Sangre, derramada para su salvación.

Tercera decena: del 21 al 30

Día 21. Espina para el Corazón de Jesús es la falta de una fe viva por parte de muchos que le aman y sirven, y le sirven casi a la fuerza y arrastrándose más que caminando, en la vida espiritual.

Día 22. Espina es la falta de conformidad con la voluntad de Dios, que hace murmurar de la Divina Providencia, cuando las cosas no suceden según el propio gusto o capricho.

Día 23. Espina es la falta de caridad que tienen los pudientes con los menesterosos. Siempre habrá pobres en el mundo; pero no habría de haber miserables. Jesús impone la caridad como ley suya.

Día 24. Espina es la falta de devoción que manifiestan muchos cristianos en sus mismas oraciones; y las irreverencias que cometen en los templos con su porte poco cristiano.

Día 25. Espina es para el Corazón de Jesús la falta de paciencia y dominio propio de muchos cristianos, que no saben sufrir la menor contrariedad sin quejarse o incomodarse.

Día 26. Espina es para el Corazón de Jesús la sobra de comodidades de aquellos cristianos que se espantan al solo nombre del sacrificio y nada hacen por amor de Jesús, que tanto sufrió por ellos.

Día 27. Espina es la sobra de amor propio que domina en tantos corazones que no pueden soportar el menor aviso o corrección, viviendo por otra parte llenos de defectos.

Día 28. Espina es la sobra de negligencia con que se hacen las cosas de Dios. Mientras algunos son todo actividad y energía para las cosas puramente temporales.

Día 29. Espina es la sobra de frialdad, causa de que muchos cristianos, por otra parte buenos, cometan muchos pecados veniales sin que traten de enmendarse de ellos.

Día 30. Espina es para el Corazón de Jesús ver la falta de cristianos en los templos y la sobra de ellos en los centros de mundanas diversiones. El Corazón de Jesús ama, y no es amado. ¿Qué haces tú?



LETANÍAS DEL SAGRADO
CORAZÓN DE JESÚS

Señor, misericordia.
Jesucristo, misericordia.
Señor, misericordia.
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Dios Padre celestial,
Ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Santísima Trinidad un solo Dios,
Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre,
Corazón de Jesús, Formado por el Espíritu Santo en el Seno de María
Corazón de Jesús, unido sustancialmente al Verbo,
Corazón de Jesús, de Majestad infinita
Corazón de Jesús, santo Templo de Dios
Corazón de Jesús, Tabernáculo del Altísimo
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del Cielo
Corazón de Jesús, horno de encendido amor
Corazón de Jesús, receptáculo de la justicia y amor
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes
Corazón de Jesús, dignísimo de toda alabanza
Corazón de Jesús, Rey y centro de toda alabanza
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros de sabiduría y ciencia
Corazón de Jesús, en quien habita la plenitud de la Divinidad
Corazón de Jesús, en quien el Padre se ha complacido
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido
Corazón de Jesús deseo de los collados eternos
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia
Corazón de Jesús, rico para todos los que lo invocan
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad
Corazón de Jesús, propiciación de nuestros pecados
Corazón de Jesús, saturado de oprobios
Corazón de Jesús, oprimido por nuestras maldades
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte
Corazón de Jesús, traspasado por la lanza
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo,
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores
Corazón de Jesús, salvación de los que esperan en Ti
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos,

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
Ten misericordia de nosotros.

Jesús Manso y humilde de corazón,
Haz nuestro corazón semejante al tuyo

Oración: Omnipotente y sempiterno Dios, mira al Corazón de tu muy amado Hijo y a las alabanzas y satisfacciones que te tributa en nombre de los pecadores; concede benigno el perdón a los que invocamos tu misericordia, en el nombre del mismo Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en unión del Espíritu Santo Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

NOVENA



Oración al Sagrado Corazón de Jesús

Primer día

Acto de Contrición: Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Tú quien eres, Bondad infinita, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido; también me pesa porque puedes castigarme con las penas del infierno. Ayudado de tu divina Gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuese impuesta

Oración del día: ¡Oh Corazón amantísimo de Jesús!, coronado por la Santa Cruz, árbol frondoso que se nutre con tu Sangre Preciosísima!; en unión de todos los Santos y almas fervorosas que en todos los tiempos y lugares te han amado, te adoro, te amo con todo mi corazón; y para darte una prueba más patente de mi afecto, renuevo y te ofrezco las promesas que hice en el santo Bautismo, prefiriendo tu gracia y tu amor a todas las riquezas de la tierra. Dame, en cambio, Señor, los verdaderos tesoros y riquezas celestiales, que son las virtudes de tu divino Corazón que, como flores olorosas brotan al pie de tu Cruz, rociadas y regadas con tu preciosa Sangre. Amén.
Un Padrenuestro. Un Avemaría. Un Gloria.

Oración Final: ¡Oh Dios!, protector de cuantos en Ti confían, sin cuyo poder nada hay fuerte, nada hay santo; aumenta en nosotros tus misericordias, para que, siendo Tú quien nos dirijas y nos guíes de tal manera pasemos por las cosas temporales, que no perdamos las eternas. Te lo pedimos por el Corazón de tu Santísimo Hijo Jesús. Amén.




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Segundo día:

Acto de Contrición

Oración del día: ¡Oh, Corazón dulcísimo de Jesús!, ceñido de punzantes espinas, símbolo expresivo de nuestras ingratitudes, que te lastiman y de nuestros pecados, que te despedazan, en unión de todos los Espíritus Angélicos, que sin cesar te alaban y se abrazan en tu amor, te adoro, te amo sobre todas las cosas; y en testimonio de este amor, te ofrezco el propósito que te hago de aborrecer todo pecado. Renuncio de una manera particular a laos placeres del sentido, para gozar del dulcísimo placer de amar tu infinita bondad; concédeme, el espíritu de mortificación y apartamiento del mundo, para poder un día formar parte del coro virginal que te seguirá y como corona te rodeará eternamente. Amén.

Un Padre nuestro. Un Avemaría. Un Gloria.

Oración Final


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Tercer día:

Acto de Contrición

Oración del día: ¡Oh, Corazón Sacratísimo de Jesús!, rasgado por el hierro de la lanza, como puerta abierta del Paraíso cuya entrada nos franquean los méritos de tu Pasión santísima!; en unión del Corazón Inmaculado de tu Madre, que te ha amado más que todos los Angeles y hombres, te adoro, te amo cuanto me es posible por las soberanas perfecciones que te adornan; y para hacer más eficaz mi amor, te ofrezco la promesa que e hago de propagar cuanto me sea posible el reinado de tu Divino Corazón y la obediencia a tu santa Iglesia y a sus representantes. Dame, Señor, por la intercesión del Corazón de tu Madre, que lo es también mía, la perseverancia final en tu gracia y en la fe de la Iglesia Católica, a fin de vivir morir y reinar eternamente en la morada deliciosa de tu dulcísimo Corazón. Amén.

Un Padre nuestro. Un Avemaría. Un Gloria.

Oración Final







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Acto de Confianza en el Corazón de Jesús

Oh, Corazón de Jesús, Dios y Hombre verdadero, delicia de los Santos, refugio de los pecadores y esperanza de los que en Ti confían; Tú nos dices amablemente: Vengan a Mí; y nos repites las palabras que dijiste al paralítico: Confía, hijo mío, tus pecados te son perdonados, y a la mujer enferma: Confía, hija, tu fe te ha salvado, y a los Apóstoles: Confíen, Yo Soy, no teman.

Animado con estas palabras acudo a Ti con el corazón lleno de confianza, para decirte sinceramente y desde lo más íntimo de mi alma: Corazón de Jesús en Ti confío.

Sí, Corazón de mi amable Jesús, confío y confiaré siempre en tu bondad; y, por el Corazón de tu Madre, te pido que no desfallezca nunca esta confianza en Ti, a pesar de todas las contrariedades y de todas las pruebas que Tú quisieras enviarme, para que habiendo sido mi consuelo en vida, seas mi refugio en la hora de la muerte y mi gloria por toda la eternidad. Amén.





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Oración para ofrecer la Comunión de los Primeros Viernes
Corazón Sacratísimo de Jesús, que por el grande amor que nos tienes, te has dignado prometernos la perseverancia final y la gracia de no morir sin Sacramentos, haciéndote nuestro seguro asilo en la última hora de nuestra vida; humildemente te pido que cumplas en mí tu palabra, que tanta confianza inspira a nuestros coraz0nes. Yo, por mi parte, prometo hacer cuanto pueda para amarte más y más y para hacerme digno de una tan grande Promesa, evitando el pecado y todo cuanto pueda desagradarte. Te pido para ello, tu gracia, que espero alcanzar por lo méritos de tu mismo Corazón. Amén.








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Oraciones diversas

Amabilísimo Jesús mío; yo, con el fin de dar testimonio y reparar mis infidelidades, te entrego mi corazón, me consagro enteramente a Ti y propongo, ayudado de tu gracia, no volver más a ofenderte. Padrenuestro.

Señor Jesús, clementísimo Salvador del mundo; humildemente te suplico, por tu Sacratísimo Corazón, que todas las ovejas descarriadas si conviertan a Ti, Pastor y Obispo de sus almas Que vives y reinas por todos los siglos de los siglos. Amén. Padrenuestro.

Oh Corazón Santísimo de Jesús; derrama copiosamente tus bendiciones sobre la Santa Iglesia, sobre el Soberano Pontífice y sobre todo el Clero; da la perseverancia a los justos, convierte a los pecadores, ilumina a los infieles y bendice a nuestros parientes, amigos y bienhechores, asiste a las almas del Purgatorio y extiende sobro todos los corazones el imperio de tu amor. Amén. Padrenuestro.

PROMESAS DEL SAGRADO CORAZON


Las Doce Promesas del Sagrado Corazón



En mayo de 1673, el Corazón de Jesús le dio a Santa Margarita María para aquellas almas devotas a su Corazón las siguientes promesas:

* Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.
* Les daré paz a sus familias.

* Las consolaré en todas sus penas.

* Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte.

* Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.

* Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de misericordia.

* Las almas tibias se volverán fervorosas.

* Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la perfección.

* Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta y venerada.

* Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.

* Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de aquellos que propaguen esta devoción.

* Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.

SANTA MARGARITA MARIA ALACOQUE


Margarita María Alacoque


Iglesia de San Agustín, París
Nombre Marguerite-Marie Alacoque
Nacimiento 22 de julio de 1647
Hautecour, Verosvres
Fallecimiento 17 de octubre de 1690
Paray-le-Monial
Venerado en Iglesia Católica
Canonización 1920 por el Papa Benedicto XV
Festividad 17 de octubre
Atributos Corazón de Jesús
Santa Margarita María Alacoque fue una religiosa que perteneció a la Orden de la Visitación de Santa María. Nació el 22 de julio de 1647 en la pequeña aldea de Hautecour, perteneciente al territorio de Verosvres, pequeña ciudad cercana a Paray le Monial. Recibió el Bautismo el 25 de julio. Era la menor de 5 hermanos.

Luego de fallecer su padre fue internada en el pensionado de las Religiosas Clarisas. Desde entonces empezó a vivir una vida de sufrimiento que supo encausar hacia el Amor de Dios: “Sufriendo entiendo mejor a Aquél que ha sufrido por nosotros”, decía.

Tuvo una enfermedad que la inmovilizó y de la que se curó milagrosamente por intercesión de la Virgen María: “La Santísima Virgen tuvo siempre grandísimo cuidado de mí; yo recurría a Ella en todas mis necesidades y me salvaba de grandísimos peligros...”

El 20 de junio de 1671 entró al convento del Monasterio de la Visitación de Paray le Monial.

En la festividad de San Juan evangelista de 1673, sor Margarita María, que tenía 25 años, estaba en adoración ante el Santísimo Sacramento. En ese momento tuvo el privilegio particular de la primera de las manifestaciones visibles de Jesús que se repetirían durante dos años más, todos los primeros viernes de mes.


Primer diseño del Sagrado Corazón de Jesús.En 1675, durante la octava del Corpus Christi, Jesús se le manifestó con el corazón abierto, y señalando con la mano su corazón, exclamó: “He aquí el corazón que ha amado tanto a los hombres, que no se ha ahorrado nada, hasta extinguirse y consumarse para demostrarles su amor. Y en reconocimiento no recibo de la mayoría sino ingratitud.”

Las extraordinarias visiones con que fue favorecida le causaron al principio incomprensiones y juicios negativos hasta cuando, por disposición divina, fue puesta bajo la dirección espiritual del jesuita San Claudio de la Colombière. En el último periodo de su vida, elegida maestra de novicias, tuvo el consuelo de ver difundida la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, y los mismos opositores de un tiempo se convirtieron en fervorosos propagandistas. Murió a los 43 años de edad, el 17 de octubre de 1690.

[editar] El proceso de canonización
La discusión en relación a la misión y virtudes de Santa Margarita María continuó por varios años. Se examinaron la totalidad de sus acciones, sus revelaciones, de sus máximas espirituales y de su enseñanza de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, que ella había expuesto y de la cual era apostol. Finalmente, la Sagrada Congregación de Ritos emitió un voto favorable y en marzo de 1824, León XII la proclama venerable y el 18 de septiembre de 1864, Pío IX la declara Beata. Canonizada finalmente por Benedicto XV el 13 de mayo de 1920.

Sus restos reposan bajo el altar de la capilla de Paray-le-Monial donde numerosas y remarcables gracias han sido obtenidas.

HISTORIA

Historia




Sacre Cœur en la bandera francesa símbolo de la Francia católica
Emblema de los chuanesLa devoción al Corazón de Jesús tiene un origen medieval, siendo los escritos de santa Matilde de Hackeborn, santa Gertrudis de Helfta y la beata Ángela de Foligno uno de los testimonios más antiguos. Sin embargo la fuente más importante de la devoción en la forma en que la conocemos ahora, fue Santa Margarita María Alacoque de la Orden de la Visitación de Santa María, a quien Jesús se le apareció. En estas apariciones Jesús le dijo que quienes oraran con devoción al Sagrado Corazón, recibirían algunas gracias divinas. El confesor de Santa Margarita María Alacoque fue San Claudio de la Colombière, quién creyendo en las revelaciones místicas que recibía, propagó la devoción. Los jesuitas propagaron la devoción por el mundo a través de los miembros de la compañía, los libros de los jesuitas Juan Croisset y José de Gallifet fueron fundamentales para esta difusión. A pesar de las controversias y de los opositores, entre ellos los jansenistas. Mas los fieles confiaron en la promesa que Jesús hizo a la Santa: "Mi Corazón reinara a pesar de mis enemigos"'.

El padre Mateo Crawley-Boevey SS.CC. idealizó un movimiento de regeneración de las familias y de la sociedad a través de una cruzada moral. Fundó así la Obra de la Entronización del Sagrado Corazón en los hogares con repercusiones en todo el orbe. Uno de sus intereses era conseguir el establecimiento del Reinado Social.

A mediados del Siglo XX, el capuchino Italiano San Pío de Pietrelcina, y el Beato León Dehon promovieron y revivieron el concepto de la oración dirigida al Sagrado Corazón de Jesús.

[editar] El Sagrado Corazón en el Magisterio de la Iglesia
En su encíclica papal Auctorem Fidei, el Papa Pío VI mencionó la devoción al Sagrado Corazón.

Siguiendo una revisión teológica, el Papa León XIII en su encíclica Annum Sacrum (25 de mayo de 1899) dijo que la humanidad en su totalidad debería ser consagrada al Sagrado Corazón de Jesús, declarando su consagración el 11 de junio del mismo año.

Pío XII desarrolla en su encíclica Hauretis Aquas el culto al Sagrado Corazón que queda en parte plasmado en el siguiente punto del Catecismo de la Iglesia Católica:

En el punto 478 que "Jesús, durante su vida, su agonía y su pasión nos ha conocido y amado a todos y a cada uno de nosotros y se ha entregado por cada uno de nosotros: "El Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Ga 2, 20). Nos ha amado a todos con un corazón humano. Por esta razón, el sagrado Corazón de Jesús, traspasado por nuestros pecados y para nuestra salvación (cf. Jn 19, 34), "es considerado como el principal indicador y símbolo...del amor con que el divino Redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los hombres" (Pio XII, Enc."Haurietis aquas": DS 3924; cf. DS 3812).[1]